Murcia se levantó contra el racismo, la xenofobia y el racismo, por lo ocurrido en Torre Pacheco.
Se recorrieron las calles de Alfonso X hasta el Palacio de San Esteban, en una manifestación comunicada y pacífica.
Al finalizar la manifestación un jóven de Torrepacheco leyó el manifiesto: https://youtu.be/4IBq-qK1tA0
“Hoy la Región de Murcia tiene el corazón encogido por los últimos acontecimientos que son noticia en todos los medios del estado. Lo que se ha dado en llamar “cacerías” en Torre Pacheco son consecuencia de la criminalización gratuita al colectivo magrebí por parte de partidos como Vox que ha sido legitimado en las instituciones y los medios de comunicación. A ello hay que sumar la ausencia absoluta de política social de la CARM y el Ayuntamiento de Torre Pacheco dirigida a acoger y normalizar la realidad social. Añadamos la indiferencia y la inacción ante los mensajes de odio, la intolerancia, el racismo y la islamofobia que han ido tomando protagonismo en nuestras instituciones desde el ascenso de la ultraderecha. Mensajes que van calando en la población, sembrando una tensión social desnaturalizada y alejada del deseo de vivir en paz de la mayoría.
Quienes están sembrando el terror en las calles de Torre Pacheco son una minoría violenta que no representa a nuestra región. No son más que una herramienta política al servicio de los partidos ultradechistas que están poniendo en peligro nuestra democracia y no podemos ni vamos a permanecer impasibles.
El supuesto detonador de esta ola de agresiones contra las personas magrebíes de la localidad, sigue aún bajo investigación policial y, por tanto, toda la información que se ha dado por veraz, es tan falsa como aquella que vincula migración y delincuencia. Pero, además de eso, nada justifica el racismo, nada justifica la xenofobia, nada justifica que tengamos que ver hombres con machetes por las calles de Torre Pacheco asaltando negocios, insultando y amedrentando a toda la población. Es inadmisible.
Todo esto no es más que la punta del iceberg, no podemos olvidar otros acontecimientos, muertes y abusos sucedidos a lo largo del tiempo en la Región de Murcia. Se ha ido construyendo un magma alimentado por: la ausencia de políticas públicas, la precariedad laboral y un discurso permanente de rechazo al “otro”. Las declaraciones constantes de violencia racista, como las últimas protagonizadas por la portavoz de VOX, Rocío de Meer, en las que habla abiertamente de deportar a siete u ocho millones de personas de origen extranjero, o las de Antelo participando en la concentración de Torre Pacheco bajo el lema “Defiéndete de la inseguridad” y señalando a las personas leídas como migrantes como responsables de esa inseguridad. Señor Antelo, los únicos que siembran el terror son aquellos que usted representa y alienta. Quienes soportan un statu quo permanente de inseguridad son las personas de origen migrante pachequeras con unas condiciones laborales de explotación y un racismo institucional a los que se podría dar respuesta con la aprobación de la ILP para la regularización de las personas extranjeras en España.
Lo que ocurre hoy aquí, desafortunadamente, lo hemos visto en otros lugares. Es parte de un plan global que busca votos y en el que los intereses de la población no importan en absoluto. Desde Estados Unidos a Italia, desde Suiza a Hungría, la historia se repite. Pero también tenemos presente Grecia, en dónde los dirigentes políticos del partido neonazi Amanecer Dorado fueron condenados en 2020 por dirigir una organización criminal. Estamos siendo testigos de cómo VOX está siguiendo la misma senda y ofreciendo la Región de Murcia como si de un laboratorio de la ultraderecha se tratara.
Existe algo que es lo que sustenta a la humanidad, que parece irrelevante para algunas personas: los derechos humanos. Sí, los derechos humanos, donde se reconoce y protege la dignidad de los seres humanos y, por tanto, son la base de nuestro estado del bienestar, que incluye a todas las personas y no son cuestionables. La defensa de los derechos fundamentales no es lo que tensa la polarización de la que tanto se habla, no es ningún extremo radical, es el único camino posible para la convivencia y la paz, aquí y en cualquier lugar del mundo.
Este manifiesto es una respuesta pacífica de las comunidades racializadas y la sociedad antirracista, quienes lo suscribimos representamos a la sociedad diversa que convive y teje vínculos de manera cotidiana en la Región de Murcia, con la ciudadanía en su conjunto. Somos el frente común contra la intolerancia, el odio y el fascismo, somos una sociedad que vela por la protección de las personas más vulnerables sin distinción.
Y no intenten vendernos la idea del buen migrante, ya sabemos que no existe, lo mismo que no existe la buena víctima de violencia de género. Para los amigos del odio sólo es útil una población sin juicio crítico que acata y calla.
Reclamamos una mayor eficacia policial durante los altercados. Lo que estamos viviendo no es vandalismo, es una organización terrorista y es preciso hacerle frente como tal.
Instamos a la sociedad en su conjunto, y a la juventud en particular, a que haga un ejercicio de autocrítica y a que se disponga a transformar toda la frustración y tensión que nos aquejan en organización civil por la defensa de los derechos humanos.
Interpelamos directamente a los medios de comunicación, no es admisible que se hagan eco de los mensajes de odio, haciendo noticia de cualquier delirante declaración sin contrastar la información, sin aportar otras voces.
Le pedimos a la fiscalía que sea valiente, que asuma su parte de responsabilidad y su papel fundamental para combatir esta ola de violencia insostenible y prevenir situaciones parecidas o peores.
Y por último, exigimos al Partido Popular de la Región de Murcia que rompa el pacto con VOX para aprobar los presupuestos, siendo este último un partido ultraderechista que incita a la violencia y que es responsable directo de la pesadilla que estamos viviendo estos días. Si el señor López Miras no ha sido capaz de darse cuenta, su ciudadanía se lo explica, y le exige que rompa el acuerdo de presupuestos con VOX ya.
FUERA RACISTAS DE NUESTRAS CALLES Y DE NUESTRAS INSTITUCIONES”
Y también una vecina de Torre-Pacheco contó testimonios reales: https://youtu.be/GjyMG5TaKQQ
"Torre Pacheco: ellos y nosotros", por Laila Atip
Se habla de una buena convivencia desde hace años, narrativa que no comparten muchos jóvenes criados en Torre Pacheco. Pudieron continuar con su educación, formarse a pesar de todos los obstáculos externos e internos. Otros, en cambio, tuvieron que dejar los estudios a mitad, trabajaron y encontraron su hueco en diferentes profesiones. Algunos emprendieron, crearon sus familias y tuvieron hijos. Optaron por seguir en el mismo pueblo al que llegaron sus padres en los 90, o incluso antes. Esta es la historia de centenares de familias en este municipio, y se extiende al resto de la región.
Hay una coexistencia por necesidad. Unos llegan buscando un trabajo que no les exija dominar el idioma y que no requiera formación cualificada, aunque créanme que muchos tienen formación, pero les falta idioma y seguridad en sí mismos. Se conforman y se ven obligados a sacar una familia adelante como buenamente pueden. Tantísimas profesoras que tuve la suerte de conocer y que me cuentan que tienen que aceptar el trabajo de jornalera, limpiadora o cuidadora de personas con necesidades, porque tramitar todos sus diplomas es una odisea.
La coexistencia por necesidad crea grupos, los grupos crean un «ellos» y un «nosotros». Y aquí comienzan las etiquetas, el no sentirse parte de nada, la locura en la que nacen tantos niños. Extranjeros en sus casas, durante las vacaciones, señalados en los colegios, estigmatizados en la calle. Los últimos días he tenido la mala suerte de escuchar lo que piensan muchos vecinos. Se sentía esa incomodidad, pero no habíamos escuchado nunca antes a alguien afirmarlo abiertamente. Dicen que «los niños magrebís tienen malicia», que «no pueden compartir el parque con ellos», «somos demasiado civilizados, ellos no». Así de lamentable es la situación.
Recuerdo que estamos en 2025, porque a veces se me olvida viendo todo lo que veo y lo que nos ha tocado escuchar a los que somos segunda generación y tercera. Dicen que los que vienen a aportar, son bienvenidos. Y los que no, no tienen cabida entre nosotros. Te dicen que tienes que ser buen ciudadano, pero eso no importa. Los buenos ciudadanos, la inmensa mayoría de vecinos de origen magrebí del pueblo siguen siendo estigmatizados. En los parques, en las tiendas, en las cafeterías, en los centros de salud, en los colegios. Muchos se aferran a sus valores, a la educación recibida en sus casas, y aguantan todo ese odio sin dejar que influya en su manera de relacionarse. Otros, lamentablemente, no tuvieron la suerte de nacer en el barrio adecuado ni en una familia estructurada y unida, son almas perdidas que todo lo que han recibido es odio y estigma. Y todo lo que tienen para dar es eso.
Nos exigieron condenar todo acto realizado por un magrebí, sin esperar si quiera a que la justicia hiciera su trabajo y detuvieran al delincuente. Nadie condenó la «caza a moros». Pensándolo bien y extrapolando a otro problema social al que nos enfrentamos en el día a día, ningún hombre sale a condenar los feminicidios que cada día ocurren en el país. ¿Acaso tiene la culpa el hombre por ser hombre? ¿Desde cuándo hay que pedir disculpas por el pecado ajeno? Nos duele profundamente todo lo que está ocurriendo, y nos duele haber perdido la esperanza después de haber presenciado tanto en tan pocos días. Hablan del «problema del pueblo», la delincuencia, y no se dan cuenta que eso es la consecuencia del problema. Un problema que lleva años, décadas.
No es una cuestión de no sentirse de aquí, no te dejan sentirte de aquí. Vivimos el día a día pidiendo disculpas por existir. Si no es por tu forma de vestir, es por tus apellidos o tu nombre, por el color de tu piel, cualquier excusa para señalarte y recordarte que no eres de aquí. Y esto, no es vivir. Todos merecemos y necesitamos vivir en paz y tranquilidad. Muchos de los que podemos elegir, decidimos irnos. Por nuestra salud mental. Porque merecemos vivir donde nos quieren, en paz y sin sentirte un criminal bajo la mirada de los que te rodean. Los que no, porque muchas personas en esta vida, no pueden elegir, se quedan. Y seguirá esa coexistencia el tiempo que dure. Unos necesitan mano de obra que tolere unas condiciones de trabajo difíciles y un salario, muy a menudo, no justo. Otros necesitan sacar adelante a sus familias, los cambios dan mucho miedo y más si tienes que velar por el futuro de tus hijos. Seguirán coexistiendo. En un mismo pueblo, pero en mundos paralelos. Igual que venía pasando las últimas décadas.
Irnos no quiere decir que no nos duela lo que aquí pasa. Duele y preocupa. Necesitamos trabajar por un pueblo digno, seguro, justo y honrado. Los vecinos de Torre Pacheco lo necesitan y lo merecen, independientemente de sus apellidos o su origen. Se debe hablar del problema del pueblo, no negarlo. Acabar con la delincuencia, con la venta de drogas, fomentar el desarrollo en los barrios más necesitados. Las familias magrebíes, al igual que el resto de familias del pueblo, también viven con miedo. Miedo por sus hijos, señalados en la calle y en los colegios. Están hartos de tener que vivir justificando su buena ciudadanía, de no ser incluidos y de que sus hijos tengan que superar tantos obstáculos y prejuicios para salir adelante. No podemos tolerar a quién quiera sembrar el miedo, el odio y la inseguridad. No podemos caer en la trampa de justificar la violencia, «un mal menor por un bien mayor» nos dicen algunos. Se tienen que reforzar las autoridades, trabajar en conjunto y codo con codo. Señalarnos y culparnos no nos ofrece ninguna solución.
No será sencillo, no nos engañemos. Lo primordial ahora es mantener la calma, detener a todos lo que ejercen la violencia en la calles y alteren el orden. Descansar de este episodio terrorífico que hemos vivido, que muchos sabían de antes que llegaría a pasar en algún momento, pero otros jamás esperábamos algo así de violento. Mucho menos recibir tantos comentarios llenos de odio. La ignorancia es osada y, a menudo, mala compañía. Se necesita que los vecinos, los que conocen la realidad, hablen, tender puentes y conocernos. Se necesita colaboración con colegios, institutos y centros de formación. Crear conciencia en nuestros adolescentes, que sepan la dimensión de sus actos. Conciencia y valores, que cada vez escasean más. No es la diferencia el problema, sino la falta de empatía. Muchas verdades pueden convivir en armonía y paz si son verdades que se respetan, se cuidan y no se señalan. A muchos les parecerá imposible, y lo seguirá siendo mientras así lo crean. Otros, sin embargo, confiamos en el poder del bien, del cuidado y del respeto." https://islamenmurcia.blogspot.com/2025/07/torre-pacheco-ellos-y-nosotros-por.html
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