Río Viré, artista luchando por su sueño
A veces te das cuenta que no hay muros tan altos, ni pozos tan hondos, que si tu sueño es tu norte, si tienes fuerza de voluntad y constancia, luchando duro, puede ser que lo consigas...
Diario de un gato. Día 183 de mi cautiverio
He encontrado el diario de mi gato, y esto es lo que escribió ayer el muy ladino Diario de un gato Día 183 de mi cautiverio... mis raptores continúan provocándome con extraños objetos. Mientras ellos engullen carne fresca, me obligan a comer cereales secos. Lo único que me mantiene cuerdo es la esperanza de escapar, y la pequeña satisfacción que obtengo arañando los muebles. (Al autor/a muchas gracias, me encantaría averiguar quien lo ha escrito, es extraordinario )
Gracias María, por tu ejemplo incontestable, monumental y, al mismo tiempo, cercano. Actuar por justicia, más que por venganza; y también por evitar situaciones y daños inimaginables, al mismo tiempo que los estás sufriendo… Actuar por y con la solidaridad, entereza, empatía, y valentía que le estás echando; eleva el listón de lo humano a la altura que siempre tuvo y tiene...
“Por qué mataste a mi hija?”; pregunta María al asesino, como quien grita a un muro, a una piedra, al vacío. La valentía de una madre, frente a la cobardía de quien se otorga la posibilidad de segar una vida. María seguirá llorando hasta el último respiro a su hija ausente, nada ni nadie podremos evitar su sufrimiento; su ausencia no puede obviarse, no puede taparse con ninguna otra presencia. María se convierte en madre de todas las hijas, porque en cada una de ellas hallará un enlace con la vida de la suya; con su propia vida. María es la madre con el corazón roto capaz de gritar a la cara del asesino, capaz de amar a cada mujer y discernir entre los hombres; capaz de preocuparse incluso, por el letrado defensor del asesino.
Cada día SOMOS ESE LATIDO INCESANTE, ese despertar que no cesa, ese aprender que jamás se rinde...
En la mar hay muchas clases de peces, entre ellos creen, por ejemplo, que los atunes, son todos iguales...
Cuando el poseer hace esta sociedad inhumana, magnífico artículo de Antonio Baeza